Dulces Párrafos UN AMANTE DE ENSUEÑO



¿Sabes cuál es tu problema, Gracie?
Grace miró al techo, rogando a los cielos un poco de ayuda. Por desgracia, no llegó ninguna.
-¿Cuál? ¿Que no me trastorna la luz de la luna y que no arrojo mi gordo y pecoso cuerpo sobre cualquier hombre que conozco?
-Que no tienes ni idea de lo encantadora que eres en realidad.


Julian borró con una caricia las arrugas de preocupación que se habían formado en su frente.
-No te estoy rechazando, cariño -le susurró-. Lo que ocurre es que no me siento muy bien en este momento.
-¿Es la maldición?
El hombre hizo un gesto afirmativo con la cabeza.


Cómo la deseaba.
-Bésame -murmuró Julian.
-¿No será peligroso?
Él le sonrió.
-Si pudiera moverme, ya estarías conmigo en la bañera. Te aseguro que en este momento estoy tan indefenso como un bebé.


-¡Por el amor de Dios, Julian! -exclamó con una indiferencia que no sentía-. No lo sé... Ocupas toda la cama. Y esos boxers tan espantosos que llevas... ¿Crees que voy a poder soportarlo? Si vuelves conmigo, tendremos que deshacernos de ellos. Y nada de volver a dormir con los vaqueros puestos, me raspan las piernas.
Él soltó una carcajada.

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